Desfile de carnaval de Burgos 2010

Don Carnal fue de los primeros en salir en el desfile y no dudó en saludar a las cámaras y en dirigirse al público en numerosas ocasiones.

Al invitado de honor de estas fiestas carnestolendas parece haberle gustado la ciudad. Y ayer, al igual que el viernes, se instaló en las calles para acompañar a los burgaleses que quieren disfrutar de estos días, que por cierto son bastantes. De nuevo, los más valientes desafiaron a un termómetro bajo cero y a ese fino pero penetrante viento tan de aquí, que además de vez en cuando traía de regalo ‘chispas’ de nieve. Pero dejemos a un lado el frío para hablar de los verdaderos protagonistas del desfile de Carnaval.

Hubo de todo un poco, pero nada repetido, y todos previeron la adversa climatología a la hora de diseñar sus disfraces o la combatieron a base de muchas y muchas capas de ropa. Como viene siendo habitual, el desfile se abrió con el dragón chino, los caballos de Carnaval, los cabezudos y don Carnal y doña Cuaresma, que dieron paso a los componentes de la veintena de comparsas participantes, encabezadas por la Asociación Síndrome de Down y su representación del famoso vídeo Thriller de Michael Jackson.

Vikingos, abejas, personajes de la Edad Media, guardas reales, astronautas, majorettes, peregrinos, zombis, caníbales, mosqueteros, hombres de las cavernas, una representación de la comunidad china y hasta Bob Esponja -un divertido dibujo animado- se congregaron a partir de las seis de la tarde en la Plaza de Santo Domingo, para después iniciar un desfile que les llevó por El Espolón, calle Vitoria, San Juan, Laín Calvo y Cardenal Segura. Terminaron en la Plaza Mayor con la llegada de la espléndida la Sardina. Cumple diez años y los Artistas Plásticos de Gamonal le han confeccionado un traje para celebrarlo.

A las capas de cebolla en que se habían convertido muchos disfraces, se unió la música y el baile en forma de ritmos africanos o brasileños, como los que marcaron los miembros de El Espacio. Todo era poco para que el cuerpo no se quedara helado. Por eso los toros -del frío- y toreros que protagonizaron La Fiesta Nacional, de Coral Canticorum, se arrancaron con coplillas dedicadas al Ayuntamiento y amenazaron con cantarlas en todas y cada una de las estatuas que se han puesto en la ciudad: «La castañera, los danzantes, el herrero, los dulzaineros, los viejos, ay qué horror!, el peregrino, las canicas, labradores, la calavera, los tetines, por favor!, esto es un sinvivir, qué desazón!, ya no queremos más decoración».

Y para terminar el relato de Carnaval, una mención especial dedicada a los otros protagonistas del desfile, el público. Aguantó estoico el ir y venir de personajes y participó de lleno en el espectáculo levantando como nunca sus pies del suelos al ritmo de la música carnestolenda.

Fuente:Diario de Burgos